Hace un par de meses terminé de estudiar un diplomado de Kabbalah, que se trata de una ciencia milenaria que estudia las leyes del universo y que dentro de muchas cosas me ha servido para aumentar «mi vasija», que se refiere a la capacidad que tengo como persona de recibir. Y de fomentar, así también, mi impulso para dar, y así ha sido en la medida que más amor entrego, más recibo y eso lo he comprobado en todos los términos de mi vida, en donde he podido concientizar los procesos de cambio.
En esta senda de autoconocimiento y conexión con otros planos de mi vida, he estado mucho más consciente de uno de los temas que probablemente a muchas nos quita el sueño y más de alguna vez nos ha perturbado. Cuántas veces nos hemos encontrado con preguntas como; ¿Será posible revertir mi situación actual y conectarme con la vibración de la abundancia?. Cuando hablamos de abundancia, no es necesariamente tener mucho más de lo que tenemos hoy, sino que tener la capacidad de recepcionar todo lo que necesitamos en nuestra vida para que nos sintamos más plenas y felices, que va desde relaciones prósperas hasta el generar más dinero.
Hablar del dinero muchas veces ha sido considerado como mala educación, como algo sucio, asociado con la culpabilidad, incluso es probable que alguien en nuestra vida directa o indirectamente nos hiciera creer que el dinero es sucio con frases como; «lávate las manos que el dinero tiene microbios», así también culturalmente hemos asociado en múltiples oportunidades a personas exitosas con vínculos deshonestos como, por ejemplo, cuando se especula: «a quién habrá estafado que se compró ese auto», «qué hará realmente para viajar tanto», queramos o no un porcentaje importante de la sociedad ha sido educada bajo paradigmas de «mentalidades pobres», de hecho en múltiples ocasiones se ha vinculado el estado de pobreza con valores asociados a la honestidad, por ejemplo con frases como «más vale pobre pero honrado», lo que nos deriva a preguntarnos, ¿todos los que no son pobres son deshonrados?…
Ahora después de haber terminado mi diplomado de Kabbalah y haber participado en el Seminario de Abundancia y Sustento de la Fundación Kabbalife que dirige Esteban Acuña, me lleva a elevar el estado de conciencia y decidir desde qué vereda quiero estar.
Un ejercicio práctico es darnos el tiempo para reflexionar e imaginarnos qué es para cada una de nosotras sustento y abundancia, porque no para todos significa lo mismo. El sustento y la abundancia puede estar asociado con las relaciones, el dinero, el trabajo, la salud e incluso la libertad, pero por sobre todo lo más importante para lograr la plenitud en todos estos ámbitos es conectarse con la vibración de recibir, de hecho justamente Kabbalah significa recibir.
Es muy común que todas queramos más, o en general hay un estado de insatisfacción en la sociedad, de hecho si estás leyendo esta columna es probablemente que algo de esto te resuene. Es muy importante entender que la abundancia no siempre es tener o gastar más, sino que estar conectado con oportunidades en la vida en donde nuestro dinero o esfuerzo valen más de lo valorado usualmente, por ejemplo, estar en una conexión con la abundancia también puede ser que cada vez que vamos a comprar nos encontremos con una oferta.
Hay un par de máximas que no debes olvidar para conseguir un verdadero estado de abundancia y sustento; olvídate de ganar dinero haciendo algo que no te gusta, la alegría atrae dinero y si aportas valor a la humanidad sólo conseguirás sustento. Es importante tener en consideración que no es necesario cambiar de trabajo, sino que una de las claves es cambiar la forma tradicional que tenemos de pensar, resetear las programaciones que incorporamos alguna vez en donde nos hicieron creer que el uso del dinero va de la mano de la culpa o que el pensar en tener o generar más es malo o que hay que acostumbrarse con la necesario. En la medida que los deseos de abundancia, vayan acompañados con acciones que provoquen un impacto positivo en la humanidad, la consecuencia en cuanto a nuestra aspiración de abundancia y sustento, será próspero. Otra de las claves para estar en esta sintonía es sanar el corazón.
Por último, cuando me refiero a hackear nuestra mente también tiene que ver con trabajar el mundo de las ideas, ya que éstas construyen realidades, lo que crees, lo creas. Si cambiamos la idea, podemos cambiar la conciencia, y si cambiamos la conciencia podemos derribar paradigmas y así decretar la vida que queremos vivir.
Esta columna de Nicolle Knüst se publicó en Mayo/2017 en M360.cl